jueves, 30 de agosto de 2007

MARIÓN

EL TESORO DEL INCA ( PASTEL OLEO)
LA GITANA DESTERRADA ( TÉCNICA MIXTA)

EL PRINCIPE ( ACRÍLICO)

Corría el año 1924, cuando un príncipe de Gales y posterior rey de Inglaterra "Eduardo VIII" en uno de sus viajes en que recorría al mundo, llega a la ciudad de La Serena. El motivo por el cual recaló en esta ciudad es un misterio, pero se dice que el factor que influyó en esto fue su cercanía y amistad con una familia descendiente de un acaudalado y prestigioso dueño de una mina en la zona.
Dentro de la ciudad corrió rápidamente la noticia sobre la presencia de aquel figura, lo cual llamaba poderosamente la atención para los ciudadanos, sobre todo para las elegantes damas y distinguidos caballeros de la aristocracia serenense, quienes impetuosamente buscaban la forma para presentarse ante tal importante visita, quien se alojaba en el mejor hotel de La Serena, ubicado en las esquinas de Cordobés y O`Higgins.
Curiosamente, solo una persona logró entablar cierto vinculo con el, una prominente y conocida vecina de la ciudad, quien dirigiéndose al príncipe como "Su Alteza" lo invitó a su amplia residencia ubicada en calle Prat, lo que fue motivo para iniciar diarios paseos a coche descubierto y en automóvil por las cercanías de la ciudad.
En un momento la dama logró darse cuenta de un problema que aquejaba al caballero, el cual debido a una falla en el cable "West Coast" tenía un retraso en la recepción de un dinero que le había sido enviado desde Inglaterra, destinado a invertir en la ciudad que tan bien lo había recibido. La dama muy honorablemente puso a disposición su cuenta en el banco con lo cual le hizo entrega de quinientas libras esterlinas (suma considerable para esa época). Aquella tarde no se supo mas del príncipe, se esfumó de La Serena, dejando incluso impaga la deuda en el hotel.
La avergonzada dama debió permanecer recluida durante algún tiempo en su domicilio para evitar las burlas y malos comentarios de la comunidad serenense.



EL CASTIGO DE LA MOMIA (ACUARELA)




Muy pocos serenenses saben que en nuestro cementerio municipal está sepultada una momia y no precisamente de esas de origen diaguita, sino una reciente.

A fines del año 1940 falleció en Santiago de Chile un algarrobitano, hacendado y solterón , Domiciano Carvajal, conocido entre sus íntimos como “Doma” .

Nacido en una majada de cabras, sin conocer colegio y apenas aprendido a leer algo a los 15 años, se había convertido en el agricultor más rico por aquel entonces del Elqui. Muchos decían que era poseedor de unos duendecitos que le fabricaban la suerte y otros decían que le había vendido el alma al diablo.

Cuando se encontraba viviendo en Santiago se entera de que tiene un C.A pulmonar en grado irrecuperable, consciente de su fin terrenal decide ser sepultado en La Serena, había mandado a construir un imponente mausoleo, en esta época no era fácil transportar a un cadáver con tal distancia , asi que debieron embalsamarlo. En medio de toda esta ceremonia fúnebre la gente se preguntaba ¿a quiénes les tocara en suerte heredar la inmensa fortuna del hacendado solterón?.
Bueno, uno de estos herederos, el más afortunado fue Elías, el chofer de Domiciano Carvajal más que su chofer era su amigo y compañero, a este le heredo casi toda su fortuna. Lamentablemente murió al poco tiempo de heredar la fortuna arrollado por su camioneta.

Elías fue heredero de Domiciano solo con una condición, que le prometiera no casarse nunca. Pero este renegó su promesa y apenas heredó se casó a la semana siguiente.

Por eso la momia espero la ocasión para castigarlo...y con la muerte. Esta se presento cuando el motor se detuvo en la subida y el “magnetismo” de la momia desenganchó la camioneta para aplastarlo contra la pirca . . . dice la leyenda.


















EL TESORO DEL INCA (PASTEL GRASO)





Señala Manuel Concha Gajardo en sus “Tradiciones Serenenses” que a comienzos del año 1806, un español natural de Sevilla y avecinado algunos años antes en La Serena, don Nicolás Naranjo, decidió construir un pequeño buque para dedicarlo al comienzo del “congrio seco”, que adquiriría en las costas de Atacama para luego venderlo en los puertos “intermedios” del Perú.

Curiosamente este astillero lo levantó en la plazuela de San Francisco enfrente a la cual tenía su casa habitación. Este buque estuvo terminado para el aniversario de L a Serena y fue deslizado por la calle Eduardo de la Barra, entonces calle de San Francisco mediante el esfuerzo d 400 soldados y otros voluntarios, hasta el mar de la playas que pertenecen al fundo “La cruz del Molino” trasladándolo enseguida al puerto de Coquimbo.

Se dice que Nicolás, después de vender su buquecito, emprendió varios recorridos por el desierto de Atacama e, en uno de ellos, encontró a un indio casi moribundo al cual medicinó con mucho esmero. Y este en agradecimiento, le indicó un lugar donde existía un riquísimo yacimiento aurífero, del cual extrajo un bolsón de piedras de oro y regreso con ellas a Copiapó.

Naranjo oculto el lugar exacto donde estaba el mineral y decidió explotarlo a la brevedad. Regresó a L a Serena y arrendó un buque que arribo a Coquimbo, luego de conseguir los materiales necesarios para emprender la explotación se embarcó el 25 de Diciembre de 1806 muy de madrugada. Con la mala suerte que horas mas tarde, frente al Punta de Teatinos, se dio vuelta el buque, hundiéndose rápidamente y pereciendo ahogados don Nicolás y el resto de la tripulación. Llevándose así en éste su secreto a la tumba.

Se dice que este tesoro proviene de la conquista española del Perú, cuando Francisco Pizarro tomó prisionero al inca Atahualpa, exigiéndole como rescate que llenara dos cuartos, uno con objetos de oro y otro de plata para, a cambio recuperar su libertad, pero Pizarro lo traicionó dándole muerte.

Cuando los incas se enteraron de que era una trampa decidieron ocultar los objetos de oro que le restaban. Y este fue el secreto del indio que en agradecimiento entregó a Nicolás. Lo hizo poseedor de una parte del tesoro Inca.

























EL PROFESOR INGLES (POLICROMOS)






La repentina muerte de un profesor inglés del Liceo de Hombres (hoy Gregorio Cordobés), academia en los primeros años treinta, dio origen a una leyenda que aún recuerdan los viejos serenenses.

Todo comienza una noche en la cual se realizaba una comida onomástico que se celebraba en un elegante y distinguido ambiente en la casa de un conocido médico cirujano, un día 15 de Julio, se vio interrumpida a medianoche por un insistente repiqueteo del timbre de calle.Mas de alguien pensó que algún invitado llegaba tarde, pero la autora resulto ser la empleada domestica de un joven matrimonio compuesto por un profesor inglés del Liceo de Hombres y una distinguida dama de sociedad, que vivía a media cuadra del festejado. La “nana” entre nerviosas frases explicó que su patrona solicitaba un doctor con suma urgencia, para atender a su esposo, que al parecer había sufrido de un ataque y se encontraba inconsciente.

El médico se traslado rápidamente a la casa del profesor y al llegar pudo constatar que había fallecido a causa de un ataque cardíaco fulminante. Un caso típico de infarto en la edad precisa en que el hombre es mas vulnerable a éstos.

Pero la esposa presa de llantos histéricos insistía en que su marido estaba vivo y se negaba a aceptar la cruda y dolorosa realidad.

¡Póngale, doctor, una inyección, por favor,y mi marido reaccionará!-clamaba una y otra vez.

Hasta que éste , para apaciguarla procedió a colocar una inyección en el brazo del cadáver del profesor, luego de calmar a la viuda procede a extender el certificado de defunción .

Al día siguiente el féretro se traslado al Liceo de Hombres , en cuyo salón de Honor se levanto un imponente velatorio. En el que hicieron guardia varios jóvenes que habían sido sus alumnos.

Pero durante la noche en medio del sepulcral silencio que reinaba y la natural somnolencia de los presentes, uno de ellos escuchó un 3extraño ruido que provino el féretro y sorprendido sin miramientos exclamó:¡El profesor esta vivo!

Lo que desperto la curiosidad de todos los presentes. Alguien sugirió ir a buscar al médico que había extendido el certificado de defunción. Tal vez se había equivocado y el profesor estaba vivo y era sólo victima de un ataque cataléptico.

Pero este se negó de forma terminante. Les aseguró que estaba muerto y bien muerto, explicandoles que se daban casos de cadáveres que expelían ventosidades anales con sonoridades muy características.

Se comento con amplitud entre los numerosos asistentes la posibilidad y tal vez la veracidad de que el profesor estuviera siendo sepultado vivo.

Luego se expandió el rumor hasta que in periodista divulgo ampliamente la noticia que el finado profesor , que era miembro activo de la masonería o que el fue hasta poco antes de su fallecimiento, había sido condenado a muerte por sus hermanos de logia por grave traición a la Augusta Orden. Y esta macabra tarea habia sido encomendada a otro hermano que veladamente sindicaba como médico que había extendido el certificado de defunción. Sin lugar a dudas , la oportunidad se le presentó al ser llamado para atenderlo, cuando aquél día experimentó un pequeño desvanecimiento producto de haber jugado toda la tarde tenis. Ocasión que aprovechó para colocarle la inyección letal causándole la muerte y cumpliendole el cometido ordenado por su logia.
Versión que más tarde cambió por otra parecida. Un médico masón, habría practicado a la víctima, también masón, una incisión en un brazo cuando se encontraba inconsciente para desangrarlo y causarle así la muerte.

Versiones entremezcladas entre sí que dieron para llenar muchas páginas , cuya veracidad ni las autoridades ni las personas cultas y sensatas acogieron.

Pero en todas las historias ya habían hecho presa de la imaginación popular. L a cual daba por cierto que el profesor había sido sepultado vivo, sea por un castigo de los masones o sea por simple erros médico.

Entonces no cabía duda que haría milagros. Por lo cual comenzaron las visitas al cementerio diurnas y nocturnas .Cada cual con alguna petición o suplica al finado milagrero. Y que ocurrieron años después de su sepultacion.

Se dice que se pasea fuera de su casa en Gandarillas N° 842 a medianoche.

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