jueves, 30 de agosto de 2007

TAMARA

EL PRINCIPE ( PASTEL OLEO)
EL TREN FANTASMA (TÉCNICA MIXTA)



EL TESORO DEL INCA (ACRÍLICO)

Señala Manuel Concha Gajardo en sus “Tradiciones Serenenses” que a comienzos del año 1806, un español natural de Sevilla y avecinado algunos años antes en La Serena, don Nicolás Naranjo, decidió construir un pequeño buque para dedicarlo al comienzo del “congrio seco”, que adquiriría en las costas de Atacama para luego venderlo en los puertos “intermedios” del Perú.



Curiosamente este astillero lo levantó en la plazuela de San Francisco enfrente a la cual tenía su casa habitación. Este buque estuvo terminado para el aniversario de L a Serena y fue deslizado por la calle Eduardo de la Barra, entonces calle de San Francisco mediante el esfuerzo d 400 soldados y otros voluntarios, hasta el mar de la playas que pertenecen al fundo “La cruz del Molino” trasladándolo enseguida al puerto de Coquimbo.

Se dice que Nicolás, después de vender su buquecito, emprendió varios recorridos por el desierto de Atacama e, en uno de ellos, encontró a un indio casi moribundo al cual medicinó con mucho esmero. Y este en agradecimiento, le indicó un lugar donde existía un riquísimo yacimiento aurífero, del cual extrajo un bolsón de piedras de oro y regreso con ellas a Copiapó.

Naranjo oculto el lugar exacto donde estaba el mineral y decidió explotarlo a la brevedad. Regresó a L a Serena y arrendó un buque que arribo a Coquimbo, luego de conseguir los materiales necesarios para emprender la explotación se embarcó el 25 de Diciembre de 1806 muy de madrugada. Con la mala suerte que horas mas tarde, frente al Punta de Teatinos, se dio vuelta el buque, hundiéndose rápidamente y pereciendo ahogados don Nicolás y el resto de la tripulación. Llevándose así en éste su secreto a la tumba.

Se dice que este tesoro proviene de la conquista española del Perú, cuando Francisco Pizarro tomó prisionero al inca Atahualpa, exigiéndole como rescate que llenara dos cuartos, uno con objetos de oro y otro de plata para, a cambio recuperar su libertad, pero Pizarro lo traicionó dándole muerte.

Cuando los incas se enteraron de que era una trampa decidieron ocultar los objetos de oro que le restaban. Y este fue el secreto del indio que en agradecimiento entregó a Nicolás. Lo hizo poseedor de una parte del tesoro Inca.





JUAN SOLDADO (POLICROMOS)



La primitiva cuidad de La Serena era mucho mas hermosa que la actual.Vivia en ella un joven bien parecido, pero pobre, a quien llamaban Juan Soldado, nombre que, en recuerdo suyo, se pudo despues al cerro cerca del cual aquella ciudad estaba edificada. Juan Soldado se enamoro de la hija unica de un cacique riquisimo, que habitaba a tres leguas de la cuidad. Como el cacique era ambicioso, se opuso a que se casara con un pobre. Los enamorados resolvieron huir, para casarse en la iglesia de La Serenam, pues la joven era cristiana. Así lo hicieron, y en el momento en que el sacerdote bendecia el matrimonio, gente del pueblo llego a la iglesia con grande alboroto, diciendo que el cacique, a la cabeza de sus mocetones, se aproximaba a la ciudad, jurando destruirla, despues de matar a los enamorados. Nadie sabe lo que pasó, pero lo cierto es, que en el momento en que el cacique, con sus guerreros, pisó los suburbios, la ciudad se desvanecio. Otra version es la que dice que existio en la Colonia un soldado llamado Juan. Cierto dia mato en la calle a dos vizcaínos ricos que se habian burlado de él al verlo pobremente vestido. Sólo quedo en el suelo su espada acusadora. El hombre desaparecio. Meses mas tarde, en lo alto de un cerro lejano se encendia todas las noches una luz. Al año se extinguio. Cuando los curiosos visitaron este punto hallaron allí al soldado Juan, muerto y amortajado en un habito monacal. En esa soledad el asesino habia expiado su doble crimen. Se denomino ese punto el cerro de Juan Soldado. Y de alli el nombre actual.




LA ESCULTURA DEL BOMBERO (ACUARELA)



El mito se desarrolla en el cementerio municipal de la cuidad de La Serena, especificamente en el lugar destinado al sepulcro de los bomberos caidos en servicio, en donde se erige una escultura de un bombero con manguera de incendios, a unos 3 metros de altura del suelo aproximadamente, que mira al horizonte, pero con la manguera en direccion al oriente, precisamente hacia el departamento de bomberos dela poblacion de La Antena, la cual se encuentra a un costado del mencionado cementerio.
El mito acontece en el momento en que transeuntes irrespetuosos transitan por el lugar, ya sea por un costado o por en frente del mismo sepulcro de heroes, y con una abierta actitud desconsiderada frente a la vida. Entonces en aquel preciso momento de desprecio de la gente, de la estatua erguida, comienza a salir agua, inexcusablemente, desde las mismas mangueras se moja casualmente las cabelleras de los groseros pasantes.
Así pues, se comienza a generar un fantasmal relato sobre un bombero que murió por causas extrañables, y que en su resinación frente a la muerte y en su amor propio por el servicio en la institucion, cuida de la alicaída imagen del cuerpo de bomberos de la población, haciendo a la vez un llamado a respetar la muerte y vida, y de no olvidar a los mártires sociales que no esperan nada a cambio que servir a la comunidad.

EL PRÍNCIPE ( PASTEL GRASO)
Corría el año 1924, cuando un príncipe de Gales y posterior rey de Inglaterra "Eduardo VIII" en uno de sus viajes en que recorría al mundo, llega a la ciudad de La Serena. El motivo por el cual recaló en esta ciudad es un misterio, pero se dice que el factor que influyó en esto fue su cercanía y amistad con una familia descendiente de un acaudalado y prestigioso dueño de una mina en la zona.
Dentro de la ciudad corrió rápidamente la noticia sobre la presencia de aquel figura, lo cual llamaba poderosamente la atención para los ciudadanos, sobre todo para las elegantes damas y distinguidos caballeros de la aristocracia serenense, quienes impetuosamente buscaban la forma para presentarse ante tal importante visita, quien se alojaba en el mejor hotel de La Serena, ubicado en las esquinas de Cordobés y O`Higgins.
Curiosamente, solo una persona logró entablar cierto vinculo con el, una prominente y conocida vecina de la ciudad, quien dirigiéndose al príncipe como "Su Alteza" lo invitó a su amplia residencia ubicada en calle Prat, lo que fue motivo para iniciar diarios paseos a coche descubierto y en automóvil por las cercanías de la ciudad.
En un momento la dama logró darse cuenta de un problema que aquejaba al caballero, el cual debido a una falla en el cable "West Coast" tenía un retraso en la recepción de un dinero que le había sido enviado desde Inglaterra, destinado a invertir en la ciudad que tan bien lo había recibido. La dama muy honorablemente puso a disposición su cuenta en el banco con lo cual le hizo entrega de quinientas libras esterlinas (suma considerable para esa época). Aquella tarde no se supo mas del príncipe, se esfumó de La Serena, dejando incluso impaga la deuda en el hotel.
La avergonzada dama debió permanecer recluida durante algún tiempo en su domicilio para evitar las burlas y malos comentarios de la comunidad serenense.
















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